Estos campos feraces han deparado cuantiosos hallazgos que van del Neolítico a la Antigüedad, dando idea de su remoto poblamiento asociado a la explotación agrícola. Son, así, frecuentes los restos romanos, como los del paraje de los Castillones, vestigios de villas rústicas y otros enclaves cuya continuidad se desvanece en los tiempos que siguieron al declive del Imperio, cuando la inseguridad propició una redistribución de los asentamientos en favor de aquellos emplazados en altura y de más fácil defensa.
En el periodo musulmán apenas se tienen referencias del área de Campillos, si acaso algunas noticias de las agitaciones que se suceden en sus cercanías, como el levantamiento del muladí Ibn Hafsun, encastillado en la fortaleza natural de Bobastro, a fines del siglo IX, o los acontecimientos que tienen lugar en torno a Antequera y Teba en el XI y, sobre todo, a partir del XIII, al unirse el destino de la comarca a su condición de frontera en el flanco occidental del reino de Granada. Por estos pagos que fueron tierra de nadie durante décadas se alternaban las expediciones de los bandos en liza, los pastores con sus ganados y los convoyes comerciales según consentían las treguas. Con la conquista cristiana de Teba en 1330, este territorio, aún inseguro y despoblado, pasó a depender de este baluarte castellano.
El cambio de rumbo llegó al disiparse los nubarrones de la guerra, afianzado por la capitulación de Granada en 1492. Se sabe que en ese mismo año, ocho familias de Osuna tomaban en arrendamiento de Juan Ramírez de Guzmán, señor de Teba, más de mil fanegas de tierra, iniciándose el proceso de colonización del territorio mediante los repartos, rescate de zonas pantanosas, desmonte y puesta en cultivo. En 1508 y 1516 hubo nuevas cesiones a campesinos de Osuna, Teba y Antequera –labradores, ganaderos, carboneros–, que acabaron por instalarse, definitivamente, sobre sus tierras en 1536, fecha en la que se puede fijar el nacimiento de la puebla de Campillos.
Alentada por la prosperidad agrícola, la población no cesó de crecer. La precaria agrupación de chozas inicial dejó paso a un caserío ordenado en calles trazadas a cordel alrededor de la iglesia de nueva fundación –en la calle Lavados se situaría, al parecer, la primera casa de Campillos–. En 1680, gracias al constante aumento demográfico, obtiene del rey Carlos II la categoría de villa y la independencia de Teba, mientras a finales del siglo XVIII experimenta un considerable ensanche urbano a partir del núcleo original. Ya en el siglo XX, en 1975, el término municipal conoce una apreciable ampliación con la incorporación de las tierras de la vecina población de Peñarrubia, desaparecida a raíz de la construcción del embalse de Guadalteba.
Visitas
Iglesia de Nuestra Señora del Reposo

Paseos y alrededores
En Campillos se respira ya la atmósfera de los pueblos de las campiñas béticas, de la luminosa región que comprende la cuenca del Guadalquivir. El llamativo edificio de la iglesia de Nuestra Señora del Reposo señala el núcleo original, organizado a base de calles rectilíneas longitudinales y transversales, flanqueadas por casas de muros encalados, portones con zaguán y ventanas enrejadas en la más pura tradición andaluza. El paseo por la localidad y sus contornos se adorna, además, con notas de distinción como las ermitas de San Benito, construida en 1578 y reedificada a mediados del XVIII, o la de San Sebastián, del XVII, y los jardines que se abren junto al Ayuntamiento y otros edificios públicos.
Casi en las afueras de la población, en dirección a Antequera, se encuentra el sugerente enclave natural de las Lagunas de Campillos, y algo más recónditas, a la altura del cortijo el Arquillo, una serie de cuevas y simas de gran interés para los amantes de la espeleología. Fuera ya de los límites del término municipal, pero al alcance de un cómodo trayecto desde Campillos, se hallan asimismo diversos parajes que presentan el más contrastado atractivo. Al sur, en las inmediaciones de Ardales, se distinguen los embalses del Guadalhorce y el formidable recinto histórico y geológico de Bobastro; y al norte, la espejeante lámina de agua de la Laguna Salada de Fuente de Piedra, el extraordinario humedal matizado por el vibrante cromatismo rosáceo de millares de flamencos.
Reserva Natural de las Lagunas de Campillos
Encuadradas por un área de protección de unas 1.000 hectáreas se disponen las 80 hectáreas de Reserva Natural de las lagunas Dulce, Salada, Capacete, Camuñas y del Cerero, a un par de kilómetros al este de Campillos. Son testigo de los amplios humedales naturales que cubrían esta zona de topografía llana y terrenos impermeables, desecados en buena parte desde su colonización en beneficio de la agricultura. Hoy forman parte del conjunto de lagunas endorreicas –alimentadas por las precipitaciones– que se conservan en la confluencia de las provincias de Málaga, Sevilla y Córdoba. Las formaciones lacustres de Campillos, con aguas de distinto grado de salinidad, se rodean de una vegetación de juncos, carrizos y castañuelas, dando cobijo a una variada avifauna en la que se distingue el tarro blanco, el pato cuchara, la cerceta común, el chorlitejo patinegro y bandadas de flamencos que acuden desde la cercana laguna de Fuente de Piedra.
Distancias: 161 km a Algeciras, 124 km a Granada
Altitud: 496 metros
Provincia: Málaga
Población: 7.923 habitantes
Puntos de Información:
- Ayuntamiento: Avda. Sta. Mª del Reposo, 4, Tel. 952 722 168- 952 723 254
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